Pasan los años pero el amor y la determinación posibilista con las que se fundó este colegio permanecen inalterables y queremos:

Acompañar a los niños y jóvenes durante los quince años de su escolarización para que sean capaces de pensar por ellos mismos y de expresarse con confianza, pasando porque puedan tener opiniones diversas y comunicarse con eficiencia, hasta que puedan pensar de manera crítica y comunicarse de forma persuasiva en, al menos tres idiomas.

Que sean ciudadanos libres, con criterio propio, capaces de tomar decisiones y responsabilizarse de su propio aprendizaje.

Verlos caminar con paso firme hacia su futuro, conocedores de sus capacidades y de las de los demás, agradecidos, resilientes y audaces.

Que se sientan expedicionarios de su propia vida, que gocen del privilegio de descubrir, aprehender y proyectar sus horizontes.

Queremos que nuestro gran legado sean las alas y las raíces que necesitarán como herederos de nuestro lema: “Un mundo de posibilidades”.
Somos un Colegio en constante evolución, con la esperanza de que en veinte años nuestros alumnos puedan decirnos que cometimos errores y, al mismo tiempo, que acertamos en muchas ocasiones; que no fuimos perfectos pero que nunca nos conformamos. Y sobre todo que nuestro compromiso siempre fue fiel al intento de ofrecerles la educación que merecen y necesitan.